<<Un parque para correr, para jugar, para caminar, para leer a la sombra de un árbol, para quedar con las amistades y, por qué no, para cultivar verduras y frutas y reconectar con la naturaleza. El futuro parque urbano de La Suerte, que estará situado entre el barrio que le da nombre y la Cruz del Ovejero, en Tamaraceite, se va haciendo cada día más real, después de que los vecinos se movilizaran y consiguieran doblar la superficie que se había previsto inicialmente, hasta llegar a los 32.000 metros cuadrados que tendrá finalmente.
La opinión de los vecinos se tendrá en cuenta también para diseñar el espacio, que está siendo proyectado para que pueda ser utilizado por todo tipo de usuarios desde los más pequeños de la casa hasta los más viejos y que busca recatar la conexión con la naturaleza y recuperar los usos agrícolas que caracterizaron en su día a Tamaraceite.
Buena parte de las palmeras, plataneras y tomateros que conformaron el paisaje tradicional de la antigua capital de San Lorenzo han desaparecido y en su lugar han crecido edificios, centros comerciales y autovías que han separado los viejos caminos y llenado la zona de coches, polución, asfalto y hormigón. Lo que se persigue es rescatar una pequeña parte de ese antiguo pulmón verde, plantando especies vegetales autóctonas y árboles frutales. Algunas hijas de aquellas viejas plataneras que se cultivaron durante el siglo pasado y perecieron bajo el asfalto volverán a crecer en el nuevo jardín, al lado de naranjeros, limoneros, papayeros. aguacateros y mangos, que convivirán con huertas de hortalizas y plantas aromáticas. El parque urbano de La Suerte busca, según explica el concejal de Urbanismo, Javier Doreste, «recuperar un uso racional del suelo, basado en los objetivos de desarrollo sostenible de la agenda europea 2030. Tiene que ser un parque que conserve, proteja y recupere el suelo, así como los usos agrícolas que hubo en la zona», para poner en valor la idiosincrasia agrícola de Tamaraceite, ya prácticamente perdida. La parcela que albergará el parque, que ocupa un tercio de la superficie que tiene el parque de Las Rehoyas, está situada entre los barrios de Cruz del Ovejero y La Suerte. Limita al norte con la carretera de Teror, al sur con la avenida San Antonio María Claret, al este con la avenida 8 de marzo y al oeste, con la calle San Andrés.
El autor del proyecto, arquitecto de la empresa municipal Geursa, resalta que «se busca un parque que se distinga por la presencia verde, por lo natural, por poder relacionarse con la tierra y que, además, destaque por generar paisaje, incorporando un bosque productivo y planta canaria». Asociado a los huertos y los árboles frutales, se pondrá en marcha un mercadillo, que abrirá uno o dos días a la semana, para vender o intercambiar los productos agrícolas.
Sin cemento
Otro elemento que singularizará al jardín son los elementos que se utilizarán en su construcción, todos ellos «materiales y técnicas nobles de bioconstrucción, como la cal, la tierra, la cantería o las fibras vegetales, entre otros». El proyecto intenta hacer hincapié en el valor del elemento tierra, buscando rescatar la conexión con la naturaleza. Así, además de los muros y otros elementos del parque, la tierra se usará para el pavimento, incluido la zona de juegos infantiles que carecerá del material de caucho que se suele utilizar, al entender que la conexión con la tierra es un «valor enriquecedor que hay que recuperar, alejado de la dureza de las habituales intervenciones urbanas desnaturalizadas. El espacio tendrá una pista circular de ejercicio al aire libre, que articula una serie de áreas deportivas repartidas a lo largo de su recorrido, entre ellas zonas de juegos biosaludables y un rocódromo. El parque lindará por el noroeste, con una zona industrial, una parcela en la que el empresario Félix Santiago está construyendo una ITV. Para separar esta actividad y evitar que se vea, se ha proyectado una colina verde con pendientes suaves y senderos, donde se instalará un pequeño merendero.
En la zona infantil se plantea crear espacios con agua y arena y una pequeña cafetería con terraza. Justo en el corazón del parque donde irán los huertos y los árboles frutales, habrá un centro medioambiental, formado por un aula de protección y promoción de los recursos naturales, con un punto de observación de la avifauna y hábitats para lagartos a lo largo del perímetro del jardín. En el proyecto se intenta facilitar la accesibilidad desde los barrios vecinos. Desde el barrio de La Suerte habrá dos accesos y se creará un sistema de rampas y escaleras para resolver la diferencia de altura de 10 metros que existe entre el parque y la avenida 8 de marzo. También habrá accesos hacia la zona del intercambiador de guaguas y hacia los Llanos de la Cobranza. Doreste destaca que el espacio conectará con el corredor verde Luis García Correa y se sumará al parque que se está construyendo entre el centro comercial Alisios y la circunvalación. «Este parque», resalta, «cumple el objetivo de la equidad, porque es un parque para todos», independientemente de su edad, sexo o diversidad funcional.
Para evitar que interfiera con el resto de usos, el área deportiva está separada del resto de espacios y se proponen dos recorridos principales y se prevé la instalación de emparrados para crear zonas de sombra. El parque será vallado, a petición de los vecinos, y se calcula que costará cerca de dos millones. La intención de Urbanismo es sacarlo a concurso el próximo año.>>
https://www.laprovincia.es/las-palmas/2021/11/20/jardin-comerselo-59770217.html