El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, a través de la Concejalía de Urbanismo y Vivienda, ha sacado a licitación el proyecto para acondicionar en su totalidad la ermita de Santa Catalina, en el Pueblo Canario, respetando su estética primigenia mediante una inversión de 519.643 euros.
El proyecto, que cuenta con un plazo de ejecución de ocho meses y que ya está publicado en la plataforma de contrataciones del Estado, se basa en la valoración de las obras necesarias para rehabilitar de este espacio situado en el conjunto del Pueblo Canario, declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en su categoría de monumento.
El objetivo de la actuación es reparar el deterioro de las cubiertas, las humedades, la carencia de instalaciones adecuadas, así como propiciar el cumplimiento de la Ley de Accesibilidad en todo el inmueble para recuperar el espacio para la ciudadanía.
Dada su categoría de BIC, la intervención va encaminada en su generalidad a la conservación, restauración y consolidación.
El concejal de Urbanismo, Javier Doreste, ha afirmado que “retomamos las obras rehabilitación de la ermita del Pueblo Canario para poder concluir una actuación de mejora de una instalación tan importante que no se había llevado a cabo nunca desde su construcción y que supondrá una mejora de sus instalaciones y una adecuación a las normas de accesibilidad”.
“Esperamos concluir la reforma de la ermita el próximo año a través de una intervención que será muy respetuosa con un espacio de un valor histórico, arquitectónico y cultural fundamental para la ciudad ideada por Néstor y Miguel Martín Fernández de la Torre”, ha añadido Doreste.
Las obras también contemplan la mejora de la accesibilidad entre las diferentes naves y el exterior del inmueble mediante la construcción de una rampa y la puesta en uso del aseo situado en el ala norte.
La ermita está conformada por tres naves rectangulares, una central principal y dos laterales, con una superficie total construida de 225,68 metros cuadrados y una superficie total útil de 165,54 metros cuadrados.
La nave central, destinada a la celebración de bodas laicas, es la que contiene los murales de Jesús Arencibia, además del bajorelieve de Plácido Fleitas y en el acceso las dos pilas de agua del escultor Abraham Cárdenes.
Los murales, que ocupan una superficie aproximada de 91 metros cuadrados se hayan en buen estado de conservación y se hallan protegidos con unos paneles.
En cuanto a la nave lateral derecha, contiene un pequeño espacio de almacenaje, un aseo y una escalera de conexión con el claustro del Bodegón. Por otro lado, la nave lateral izquierda está destinado a uso de servicio con un espacio de despacho y una puerta lateral de acceso desde la calle Francisco González Díaz.
Fases realizadas
El Ayuntamiento inició la rehabilitación del Pueblo Canario con una primera fase ya ejecutada que consistió en el tratamiento de las cubiertas, el arreglo de las humedades debido a los jardines cercanos, la consolidación de las estructuras, así como los ensayos para garantizar la estabilidad estructural de todo el conjunto.
La segunda fase, también realizada y que ejecutó de forma casi simultánea a la primera fase, se centró en la conservación, consolidación y restauración de las dos plantas y accesos del Bodegón como restaurante para sacarlo a concesión, que cuentan con una superficie de 989 metros cuadrados.
Esta tercera fase permitirá recuperar para la ciudadanía este espacio ubicado en este icónico espacio de la ciudad, en el barrio de Ciudad Jardín.
El Pueblo Canario fue ideado y plasmado en una acuarela por el pintor Néstor Martín Fernández de la Torre en el año 1937 tras volver a Las Palmas de Gran Canaria desde París con el objetivo de incentivar el turismo en Canarias. La idea la materializó el hermano de Néstor, el arquitecto Miguel Martín Fernández de la Torre en el proyecto del Pueblo Canario años más tarde.
La ermita existente en el Pueblo Canario es anterior a la construcción de éste.
El valor patrimonial de la ermita, ya sea por su antigüedad como por su historia de dedicación al culto, se vio enriquecida con un valor artístico apreciable al encontrarse en el interior de la nave central obras de gran interés, como los murales en los cuatro paramentos de la Nave Central sobre Santa Catalina de Alejandría del pintor Jesús Arencibia, el altar con hornacina y pilastras laterales rematado con frontón triangular en el ábside de la nave realizado por Plácido Fleitas y las pilas de agua bendita flanqueando el acceso y realizadas en piedra, por el escultor Abraham Cárdenes.
La ermita forma parte del conjunto del Pueblo canario, declarado Bien de Interés Cultural en su categoría de monumento desde octubre de 2013, y también se encuentra dentro del Catálogo General Municipal de Protección del Plan general de Ordenación de Las Palmas de Gran Canaria.