El edificio Cachalote se transformará en un centro de actividades acuáticas

Aileen BermudezNoticias_Vinculadas

Un gran bloque de tres plantas envuelto con paneles de vidrio que generarán energía solar fotovoltaica. Esa será la nueva imagen que ofrecerá el edificio Cachalote, en el barrio marinero de San Cristóbal, que el próximo año será rehabilitado para convertirse en un centro de economía azul, en el que se podrán instalar empresas y colectivos relacionados con las actividades acuáticas.

Situado en la calle Santiago Tejera Ossavarry, fue hace años el colegio de Primaria del barrio y en la actualidad acoge los cursos de la Universidad Popular del Cono Sur. El traslado de la institución está pendiente de que terminen las obras de la nueva sede, en el antiguo colegio Carlos Navarro Ruiz, situado entre los barrios de San José y Zárate.

El proyecto del nuevo Cachalote, presentado por el ayuntamiento de la capital grancanaria a los fondos Next Generation, ha pasado el filtro y recibirá una financiación de 3,2 millones de euros. El centro albergará escuelas de surf y submarinismo, entre otros deportes náuticos, tiendas, actividades de difusión científica y espacios de trabajos colaborativo a lo largo de sus tres plantas.

En la memoria enviada al Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana, se explica que el edificio será sometido a una reforma integral, en la que destaca la envoltura de su fachada y cubierta con «una nueva piel» de vidrio, que tendrá captadores solares.
Ejemplo de sostenibilidad

Los autores esperan que el inmueble se convierta «en un estandarte de la arquitectura sostenible». La edificación mantiene la distribución interior actual, «haciendo ligeros cambios para adaptarlos a los estándares de accesibilidad, seguridad de utilización, y digitalización actual», al tiempo que se envuelve el exterior del edificio «con una piel de vidrio fotovoltaico», que estará separada de «la fachada original», circunstancia que posibilitará ganar «nuevos espacios útiles y ofrece una mayor protección a la edificación».

Los redactores del proyecto pretende generar «un nuevo hito» en el barrio con la imagen que generará la envoltura de cristal, que se levantará a una distancia de la fachada actual que oscilará entre 60 y 150 centímetros.

En cada planta se instalará «una plataforma de aluminio», que permitirá crear corredores que rodearán la edificación. Los elementos verticales estarán compuestos por «muros cortina conformados de perfiles de aluminio tratados para ambiente marino con vidrios fotovoltaicos y la cubierta contará con una estructura de madera laminada donde se apoyará la subestructura de aluminio con el mismo vidrio fotovoltaico empleado en las fachadas».
Reducir contaminación

En total, la edificación contará con una superficie de 2.2450 metros cuadrados de vidrios de captación solar, que permiten generar 10.394.186 kilowatios /hora, energía más que suficiente para abastecer la edificación y además rentabilizar el gasto de la envoltura en un plazo de nueve años. Además, el uso de energías limpias permite reducir 2.557 toneladas de CO2.

Según el concejal de Urbanismo Javier Doreste, se trata de «establecer en San Cristóbal una parte de las actividades de economía azul del municipio para potenciar el desarrollo del barrio». Aclara que uno de los objetivos del centro es potenciar la economía privada, mediante la cesión de locales a empresas particulares del sector.

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